EL COBRADOR BOXEADOR
Autor: Eduardo Buero
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Cuando Rocky trabajaba de cobrador en la primer película, aún no era el boxeador que luego logró ser. No es el caso.
Cuando hacemos gestión de cobros a domicilio quisieramos conocer por las dudas técnicas de defensa para esquivar golpes y objetos que nos pueden arrojar para frenarnos, intimidarnos y rechazarnos. No es el caso.
También nos gustaría poder aplicar algún golpe certero de vez en cuando noqueando a ese deudor mentiroso que nos trata como si fueramos estúpidos. Tampoco es el caso.
El ser boxeador nos proveería de un entrenamiento tal para poder caminar y caminar con o sin inclemencias del tiempo, siguiendo siempre adelante aunque las negociaciones –rounds- duren mas de 3 minutos. No es el caso.
Yo a lo que apunto es que luego del entrenamiento tengo que enfrentar a un deudor (el oponente) que también está preparado para atenderme, porque mas allá que yo realice cientos de “peleas” semanales, también el deudor está acostumbrado a negarle pagos al cobrador que se le presente.
Seguramente en estos “combates” no juegan ni el genero, ni el peso, quizas puede ser que influya algo el poder de las partes que vendrían a ser en la analogía al boxeo los títulos ganados o los records de peleas anteriores, y en la realidad comercial el tamaño del cliente para mi empresa, no se, puede ser, pero tampoco es el caso.
Lo que busco en mi analogía entre el cobrador y el boxeador es que en el momento de la verdad está solo y alguna vez escuché a alguno decir que en ese instante de lo que se acordaba era que ese oponente que estaba frente a él quería sacarle la comida a sus hijos y de esa forma se automotivaba y buscaba y buscaba la manera de ganar y la mayoría de las veces
lo lograba.
Y a la pregunta si se mentalizaba odiando al rival antes, durante y después de la pelea, este boxeador respondía que no, que el boxeo era un deporte leal, conociendo las reglas de juego, solamente durante la pelea no dejaba que le arrebaten lo que era de él y luchaba hasta conseguirlo.
Con estrategia, con técnicas, con entrenamiento, con información del otro, si, por supuesto, pero lo fundamental eran las ganas de ganarle y que esa adrenalina se desarrollaba sobre el ring, en el momento de la verdad.
Necesitamos entonces esa adrenalina en nuestros cobradores, al igual que piensan los boxeadores profesionales, que cuando enfrentan a un deudor piensen que si no cobran pierden, que el deudor les gana y le quita el bocado a sus hijos, necesitamos cobradores con ganas de cobrar, necesitamos cobradores con hambre de ganar.
Eduardo Buero
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