Deudores incobrables
Boca
no juega a nada, y son pocos los valores que a lo largo del torneo
pueden destacarse. Sus rendimientos son irregulares, y suelen cambiar un
juego bueno por dos malos. Pero hay tres casos de futbolistas que si han
logrado una regularidad: Jesús Méndez, Damián Escudero y Pablo Mouche
siempre han jugado mal.
Jesús Méndez: Su rendimiento en Rosario Central hizo que Boca realice
una importante erogación económica. Incluso durante su estadía en el
club rosarino logró el elogio de Juan Román Riquelme, quién supo
definirlo como el mejor jugador del país.
Debutó un 31 de enero de 2010 en el empate en dos frente a Argentinos
Junios y nunca demostró las virtudes que hicieron que Boca lo comprara.
Ante Independiente se hizo expulsar de manera infantil para completar
una estadía muy negativa (19 partidos, 0 goles) con la camiseta azul y
oro.
Damián Escudero: De los tres es el más nuevito y sin dudas del que más
se esperaba de acuerdo a sus antecedentes en Vélez que hicieron que el
Villarreal lo adquierese. Tras un flojo paso por el “Submarino
Amarillo”, recaló en Valladolid hasta llegar a Boca, quién compró la
mitad de su ficha.
A su favor, nunca pudo jugar de segunda punta; en contra, su notoria
falta de actitud y la tendencia a desinflarse a medida que pasan los
minutos. En 11 partidos (sin goles) no ha habido ningún indicio de aquel
interesante jugador que se destacó en el club de Liniers.
Pablo Mouche: El jugador con más partidos (63 oficiales, 5 goles) y que
día tras día dilapida las oportunidades que milagrosamente todavía le
siguen dando.
No tiene velocidad, tampoco picardía y su juego se limita a tomar la
pelota sobre un costado, ir hasta el centro y rematar de forma
lastimosa. Hoy por hoy actúa como obstáculo de los chicos de inferiores
(Araujo, Joel Acosta, entre otros) que piden pista. Insufrible.
Fuente:
https://muyboca.com.ar/8211/deudores-incobrables
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