Domingo 26 de diciembre de 2010 | Publicado
en edición impresa
Adrián Sack
Para LA NACION
MADRID.- El sistema bancario español fue
defendido y presentado por el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero como
el seguro contra un eventual agravamiento de la crisis, dados los buenos
resultados de las entidades en los tests europeos de solvencia. Sin embargo,
en las últimas semanas una lluvia de denuncias judiciales de clientes que se
sienten "estafados" por los grandes bancos comenzó a erosionar uno de los
pilares sobre los que se apoya el sistema: la confianza de los particulares
y las pymes que aceptaron las atractivas ofertas de créditos hipotecarios e
industriales de los bancos hasta mediados de 2008, antes de la debacle.
Pero hoy, con un escenario que incluye 4, 5
millones de desocupados y una previsión oficial de 180.000 ejecuciones
hipotecarias por incapacidad de pago para este año, las cláusulas ocultas en
los productos financieros que se "regalaban" junto a los contratos
hipotecarios han dejado al descubierto la peor cara de una banca que hoy
obliga a sus enfurecidos clientes a pagarle mensualmente sumas de dinero que
muchas veces exceden su capacidad de pago.
Esta maniobra, que la Asociación
de Usuarios de Bancos, Cajas de Ahorros y Seguros de España (Adicae)
considera una "traición" hacia los ahorristas, tiene su origen en el
contrato de permuta financiera o swap . Los bancos ofrecían estos
swaps en forma gratuita bajo la forma de un seguro financiero, en el que
la entidad prestamista prometía asumir el riesgo de hacerse cargo de la suba
del interés de la tasa de referencia (en este caso, Euribor) durante la
extensión del contrato, siempre de entre tres y cinco años, sin posibilidad
de reducción de plazos.
Con la baja de las tasas, que se produjo
desde enero de 2009, los clientes tuvieron que pagar un adicional
independiente a sus obligaciones crediticias que supera, en general, los
importes devueltos a los clientes en los añorados tiempos de subas de
intereses. Este punto es, según las asociaciones de defensa del consumidor,
el disparador de las demandas que los clientes, en su mayoría, ya les están
ganando a los bancos. "El gran problema no es que hayan existido los
swaps , sino que nunca se nos explicara que tendríamos que asumir las
consecuencias de una eventual caída del Euribor. Eso no estaba ni siquiera
en la letra chica de los contratos, y por eso la justicia de a poco nos está
dando la razón", dice Patricia Suárez Ramírez, presidenta de la Asociación
de Afectados por Permutas y Derivados Financieros. Suárez Ramírez, que fue
pionera en la presentación de casos ante los tribunales y en la convocatoria
a organizar a los damnificados por los swaps , lleva un registro de
los fallos judiciales emitidos hasta el momento, que este año ya suman 131,
aunque con la admisión cada vez más frecuente de causas por parte de la
justicia el número podría aumentar en progresión geométrica. Del total de
casos llevados ante los jueces, 96 resultaron favorables a los clientes y
35, a los bancos. "La Justicia nos dio la razón en 46 causas contra
Bankinter, en 13 contra el Santander, en 11 en perjuicio del Banco Popular y
en cinco contra Banesto (grupo Santander)", afirma Suárez Ramírez.
La jueza madrileña Carmen Pérez obligó
recientemente al BBVA a entregar un listado completo de sus clientes con
swaps . Los bancos consultados por La Nacion prefirieron guardar
silencio. Para Suárez Ramírez, el número de damnificados se elevaría a
200.000. Para Adicae, a 800.000, es decir, al 40% de los cerca de 4 millones
de deudores hipotecarios de España. "Los swaps se han convertido en
una auténtica masacre para los consumidores, que están pagando entre 500 y
1000 euros al mes por sobre la cuota de la hipoteca", concluye Santiago
Pérez, vocero de Adicae.