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La gran mentira de la morosidad en Chile

 

La gran mentira de la morosidad en Chile

La gran mentira de la morosidad en ChileLo que aparece en la televisión y los grandes medios es una mentira. Elaborada con cautela, construyendo una intrincada realidad alternativa que hace parecer convincente cualquier respuesta. Sin embargo, hay caminos para conocer lo que realmente sucede, y mejor aún, salir de la caverna.

Desde pequeño mis padres me enseñaron que cada cosa tiene un lado positivo. Por ello, el lado bueno del Primer Informe Trimestral de Deuda Personal elaborado por la Universidad San Sebastián junto con Equifax es que nos entrega una importante cantidad de datos respecto al endeudamiento de los chilenos.

Pero como toda moneda, también tiene otra cara, y ésta serían las pésimas, superfluas e inútiles conclusiones que entrega el documento. Es claro que quien las planteó no tenía idea de microeconomía y economía del comportamiento. No tenía idea de las tendencias que dirigen el endeudamiento de los chilenos y, en general, de las sociedades que comparten nuestro modelo político-económico.

Primero, es necesario establecer la siguiente afirmación: “A mayor nivel de ingresos, mayor nivel de endeudamiento”. Lo mismo sería, “el endeudamiento crece en una relación directamente proporcional a los ingresos”. Esto no es idea mía, ya la han planteado diversos economistas y estudiosos de las microfinanzas, como por ejemplo Robert Kiyosaki, autor de varios libros, entre ellos “Padre Rico, Padre Pobre”. 

Si no lo ha leído porque lo considera otro texto más de autoayuda financiera, eso es exactamente, y de seguro sí le ayudará.

Vamos al contexto. En marzo de 2012 se llevó a cabo un gran “borronazo” para los deudores que se encontraban con sus antecedentes comerciales “manchados” en el Boletín Comercial. La medida fue llevada a cabo a través de la Ley 20.575, posteriormente conocida como Ley Dicom, y permitió que más de 2,7 millones de personas fueran liberadas de sus antecedentes comerciales morosos. 

Se pasó de 4.148.178 deudores morosos en diciembre de 2011, a 1.390.120 en marzo de 2012. Cabe destacar también que en una población que bordea los 16,5 millones de habitantes, 9,5 millones registraban algún tipo de crédito (deuda) en el país a fines del año pasado.

Tras la medida que, según el Gobierno iba a fomentar un comportamiento responsable de la población frente al endeudamiento, a un año de haber sido implementada, se registraron 2.300.403 deudores morosos. ¡Más de 900.000 personas volvieron a caer en Dicom! Y lo más llamativo, 600.000 de ellas son las que fueron beneficiadas con el “borronazo” en marzo de 2012. 

En síntesis, dos de cada tres morosos fueron reingresados al boletín comercial…

Las autoridades entregan diversas explicaciones para este particular fenómeno. Según el Decano de la Facultad de Economía de la Universidad San Sebastián, y ex ministro de esa cartera durante la administración de Michelle Bachelet, Hugo Lavados, la gran cantidad de reingresos se explicaría porque “puede que las personas beneficiadas por el llamado “borronazo”, pensaron que dichos créditos se habían terminado”. 

Misma explicación planteó el gerente de Equifax, Carlos Johnson, al decir que “la gente estimó que había sido borrada su deuda y en realidad eso no ocurrió; sólo se eliminó el registro. Las cuotas impagas futuras fueron incorporándose al sistema”. 

Por mi parte, yo no creo que la gente sea tonta.

MAYORES INGRESOS, MAYORES DEUDAS, PARTE 2

Por mi parte, creo que la respuesta es otra: falta de educación financiera. 

Y retomo el axioma planteado en un comienzo: “A mayor nivel de ingresos, mayor nivel de endeudamiento”. 

Tomemos los datos del mismo estudio: Las regiones de Chile con mayor promedio de mora por persona a marzo de 2013, en pesos, son Antofagasta ($1.776.962), Metropolitana ($1.534.259), Magallanes ($1.429.056), Los Lagos ($1.419.392) y de Arica y Parinacota ($1.392.882). 

Primero, hay que reconocer que la Segunda Región del país es un polo minero nacional, regional y hasta mundial, con un PIB per cápita calculado en alrededor de US$ 40.000, superior al de muchas economías desarrolladas. Santiago, sin necesidad de mayor detalle, es el centro financiero del territorio y la base del PIB per cápita, calculado en US$ 18.500. Magallanes y Los Lagos representan al sector salmonero nacional, uno de los principales productos de exportación y una industria que en promedio paga sueldos que no bajan de $500 mil, alrededor de US$ 1.000, cuando el sueldo mínimo en Chile actualmente no supera los $200 mil, o US$ 400. Arica es la única región que no podríamos considerarla como un polo industrial, pero es fronteriza, y de manera formal o informal genera un importante intercambio de bienes y servicios producto del comercio internacional con Tacna, la ciudad más austral del Perú.

En fin, éstas son regiones con alto ingreso, lo que apoya la tesis de que a mayores salarios, mayor endeudamiento. Esto desestima inmediatamente dos conclusiones señaladas en el estudio: “Si el desempleo se mantiene o disminuye y el ingreso promedio se incrementa, la lógica indica que el número de personas en mora debería disminuir”. 

¿Qué lógica es ésta? Una lógica, claro, que no considera la educación financiera y el comportamiento real de los consumidores. 

Por ello, la información que para los autores del documento parece una paradoja, tal como lo señala la conclusión: “la información obtenida indica exactamente lo contrario, lo que nos enfrenta a una paradoja: se observan más personas con impagos”. No sería una paradoja, sino la realidad de las sociedades de consumo actuales, una realidad donde a nadie se le enseña cómo manejar estos mayores niveles de ingreso. 

En las explicaciones erradas que se plantearon, hay una que sin querer da en el clavo. Claudio Melandri, gerente general del Banco Santander, señaló respecto a la Ley Dicom que “cuando tú borras a dos millones de personas y más de un millón está de nuevo en el Dicom, no funcionó”. 

Si uno borra a dos millones de personas de las listas de deudores con el objetivo de que puedan volver a endeudarse -ya que estando en Dicom no pueden hacerlo- es obvio que se volverán a endeudar. Parece casi ridículo, pero si no se aplican cambios a nivel del comportamiento de consumo, la tendencia estaba sentenciada a seguir igual. Y los bancos lo sabían. Lo dijo, por ejemplo, el presidente de BancoEstado, Segismundo Schulin-Zeuthen, “el negocio de consumo tiene ciertos ciclos, pero que no es nada preocupante el aumento de la morosidad”.

¡ES LA EDUCACIÓN FINANCIERA, ESTÚPIDOS!

Dejando a un lado los nobles intereses del Gobierno al realizar este “borronazo”, desde mi punto de vista creo que una real solución al problema del endeudamiento de los chilenos es, en última instancia, la educación financiera. 

Motivar a los ciudadanos a que no sólo sean consumidores, como una posibilidad de ser engranajes activos de la economía, sino que también enseñarles opciones de ahorro e inversión para su dinero, sobre todo si disfrutan de aumentos en sus ingresos. Tal parece que el concepto del ahorro es negativo, y sólo se reflota cuando sube la tasa de interés el Banco Central, señal de una contracción económica. Y esto es más fuerte todavía cuando se habla de inversión, cuando cualquier ciudadano podría escoger llevar sus ahorros a los mercados financieros para comprar bonos, acciones, fondos mutuos y otras tantas alternativas más allá de la simple cuenta bancaria.

Ojo, que nadie le está pidiendo que no consuma, sino que trate de consumir lo que puede pagar sin alterar sus hábitos de vida. 

Los expertos recomiendan que en materia de endeudamiento, al corto plazo, dentro de un año, la deuda mensual no debiera superar el 25% de los ingresos, sin considerar créditos hipotecarios. Mientras que para el largo plazo, cinco años o más, la deuda no debería superar siete veces los ingresos mensuales, nuevamente exceptuando los créditos hipotecarios. 

La deuda no es mala, pero el exceso de deuda sí lo es. También se recomienda que si llegó a la decisión de endeudarse, trate de que sea en activos que de alguna manera le generarán una rentabilidad de una forma u otra, y no en pasivos que se depreciarán en el tiempo.

Por último, si antes ganaba 1 millón y se endeudaba en 1,5 millones, y ahora tiene la suerte de ganar 2 millones, ¡no se endeude en 2,5 millones! 

Lo mejor sería que invierta 500 mil o algo así. Para aprender a hacerlo está, por ejemplo, la revista Inversor Global

Es mucho más sencillo de lo que parece. Y las satisfacciones en el futuro, más grandes de lo que pueda imaginar. 

Que tenga un buen fin de semana.

CMR

Fuente: https://igdigital.com/2013/04/la-gran-mentira-de-la-morosidad-en-chile/

 

 

 

 

 

 

 

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