Nunca
como hasta ahora se había visto tanta morosidad bancaria en España. Lo que deben
particulares y empresas a las entidades financieras lleva una escalada imparable
desde que empezó la crisis y ya ha superado la tasa del 13%, la
más alta en los últimos
cincuenta años, pero no se quedará ahí. Los bancos se preparan para seguir
soportando un aumento de la mora y las consiguientes dotaciones para
provisionarla. ¿Hasta dónde?
Las previsiones internas de varias entidades
financieras sitúan el punto final
de esta dura ascensión entre el 14% y el 15%, que se alcanzará hacia mitad de
año para después empezar a bajar. Sí, por fin, la morosidad iniciará su descenso
en los últimos meses del año, vaticinan con optimismo desde las entidades
financieras. Sin embargo, no se alcanzarán niveles normales de morosidad
-entendiendo por tales entre el 3% y el 5%- hasta dentro de, como pronto, tres
años.
La morosidad bancaria es lo que se llama un indicador retrasado, es
decir, que reacciona con retraso a la evolución del PIB (Producto Interior
Bruto). Desde que el PIB empieza a crecer pasan entre ocho o nueve meses hasta
que el nivel de morosidad empieza a caer. No obstante, las entidades financieras
ya están viendo en los últimos trimestres cómo se han ralentizado las
nuevas entradas de morosos
en sus balances.
La rápida escalada de la mora hizo que los bancos cerrarán de golpe
el grifo del crédito, poniendo en peligro la supervivencia de muchas empresas,
sobre todo pequeñas. Con la paradoja, además, de que las entidades financieras
estuvieron refinanciando créditos que sabían que nunca iban a cobrar -ampliando
el plazo de amortización o aumentando la cantidad prestada- para no tener que
apuntárselos como morosos, lo que les obligaría a provisionarlos; hasta que el
año pasado, el Banco de España decidió acabar con esa situación ilusoria y
obligó a revisar todas las refinanciaciones. Tras la revisión la morosidad se
incrementó en 20.564 millones de euros y se comprobó que, efectivamente, había
morosidad encubierta en los préstamos al ladrillo refinanciados.
Y es que, como dice la sabiduría popular, cuando debes poco dinero
a un banco tienes un problema; si le debes mucho, el problema lo tiene el banco.
Los últimos datos publicados por el Banco de España
-correspondientes al mes de noviembre de 2013- cifran en 192.504 millones de
euros los préstamos impagados que acumulan bancos, cajas y establecimientos
financieros. Un volumen superior incluso al que había antes de que las entidades
nacionalizadas y las que habían recibido ayudas públicas traspasaran sus activos
tóxicos al 'banco malo' y limpiaran sus balances. Aquello tuvo un efecto
contable muy positivo para la tasa de morosidad, ya que de no haberlo traspasado
a la Sareb, que no contabiliza en el nivel de mora, este sería del 14,5%, un
punto y medio mayor. Cualquier cambio normativo tiene también su efecto en la
tasa de morosidad. Sin la revisión de las refinanciaciones,la mora estaría ahora
en el 12%.
En cualquier caso, el descenso de la morosidad será un camino largo
y complicado. En la anterior crisis, el récord de mora superó el 9% y se redujo
rápidamente porque el crédito creció mucho y porque la recuperación temprana del
sector inmobiliario permitió 'limpiar' de mora los balances. Cuanto más crédito
se concede, menor es la tasa de mora porque los impagados representan un
porcentaje más pequeño si el total es más grande.
Ese dinamismo no se
va a producir ahora. Los bancos miran con lupa a quién le dan un crédito, aunque
la mayoría de las entidades declaran que este año van a centrarse en impulsar
los préstamos a empresas. El consejero delegado de Banco Sabadell, Jaime
Guardiola, anunció esta semana que se han marcado como objetivo incrementar un
20% el nuevo crédito a empresas. También se está estimulando el mercado
hipotecario, donde Bankinter y Banco Santander han irrumpido con fuerza.
¿Quiénes son los más morosos? Sin duda, las promotoras
inmobiliarias y constructoras, después las empresas y, por último, las familias.
En España, lo último que se deja de pagar es la vivienda. Sin embargo, donde más
rápidamente caerá la morosidad es en las promotoras y constructoras porque a ese
tipo de empresas ya no se les dan créditos y los que se han concedido están
provisionados, por lo que pueden pasarse a fallidos y quitarse del balance.
Mientras, las entidades financieras no le quitan ojo a la evolución del paro; de
él dependen sus balances.
Fuente: https://larioja.com/v/20140126/economia/seremos-morosos-tres-anos-20140126.html