Donde más se apuesta, no se atiende a los ludópatas
Carlos Paz es la única ciudad cordobesa con dos salas de ruletas y
tragamonedas. Pero no hay ni siquiera grupos de contención.
Villa
Carlos Paz.
Una noche de febrero de 2010, Mario se jugó la vida en el Casino
de Carlos Paz. En la ruleta, tiró los últimos ahorros que había juntado de
las cobranzas de la empresa para la que trabajaba. Mario tiene 57 años y
jugó desde los 20 a “todo”. Desesperado, esa madrugada salió con su auto.
Cuenta que llegó hasta el paredón del dique San Roque decidido a quitarse la
vida. Algo lo detuvo. Se subió al auto y volvió a su casa de Córdoba. La
idea de terminar con esa compulsión al juego que lo acorralaba seguía firme
en su mente. Una charla con un amigo y el pedido de su hija lo hicieron
retroceder.
“Ese día mi hija mayor bajó de Internet un material de Jugadores Anónimos,
me trajo un e-mail con la dirección y me presenté a los pocos días. Allí
empezó mi recuperación”, relató.
Sin sol. Atardece en Carlos Paz pero dentro de la sala del Casino parece que
afuera ya es de madrugada. La sala está completamente iluminada pero por
ningún lugar entra el sol. No hay noción del día o de la noche. No hay
noción de tiempo. Sólo máquinas tragamonedas, ruletas y mesas de juegos de
cartas.
Una señora de unos 70 años avanza despacio ayudada por un bastón. Tiene un
vaso de plástico, de los que se utilizan para llevar las fichas de las
tragamonedas. El promedio de edad de los jugadores de slots podría sacarse
de un vistazo. A la hora de la visita de este periodista, la mayoría son
mujeres, mayores de 60. Los hombres prefieren las mesas donde “se juega
más”.
Hay cábalas. Gente que se pasa las manos por los genitales, se tapa los
oídos o lleva extrañas bolsitas.
José (nombre de ficción porque el real se preserva) trabaja como seguridad
en una de las dos salas de Carlos Paz. Tiene muchas historias para contar.
Dice que hasta vio morir gente, en medio del frenesí que provoca el juego.
La adrenalina puede verse en los rituales. Un hombre de 50 años pasa la mano
sobre la esfinge egipcia que le aparece en la pantalla. La frota como
pidiéndole suerte cuando aprieta el botón para que gire la maquinita que le
traga sus monedas.
“He visto enfermos con mochilas de oxígeno jugando en las slots ”, contó
José. “Hubo un caso de un hombre jugando a la ruleta, que iba ganando y le
dio un paro cardíaco. Le hicieron rehabilitación pero no pudieron sacarlo
del paro. Al lado, la gente seguía jugando”.
La ocupación de cada máquina en los días de mucho público suele generar
problemas en los que debe intervenir el personal de seguridad.
También hay mujeres que dejan a sus hijos pequeños en sus autos. “Una vez
una mujer llevó a su madre de avanzada edad y la hizo sentar a un costado.
La tuvieron que ir a buscar porque su madre se había descompuesto”, apuntó.
También hay mujeres que salen a hacer las compras o a pagar cuentas y hacen
un paso por las “maquinitas”.
Está claro –y fue tema de un informe publicado por este diario– que no son
los turistas sino los propios habitantes de cada ciudad o zona con salas de
juego los que predominan en el balance anual de apostadores.
Desde diciembre al mes pasado, la Municipalidad de Carlos Paz recibió
1.821.235 pesos como canon por las tragamonedas (el tres por ciento de la
recaudación bruta). Es el municipio que más percibe en este concepto, según
datos de Lotería de Córdoba.
En el mismo período de cinco meses, Río Cuarto recibió 640 mil pesos; Río
Ceballos, 612 mil y Alta Gracia, 607 mil pesos. En Córdoba hay 17
localidades con slots , todas explotadas por la empresa CET.
Sin atención. El secretario de Salud de Carlos Paz, Alejandro Luchessi,
interpretó que muchas personas establecen en el juego un “escapismo” de la
realidad. “No es que estén propensos por la cercanía de una sala de juego,
sino que hay una predisposición personal que lo determina”, opinó. “No es
una situación de oferta de juego con la cantidad de ludópatas que puede
haber en una ciudad”, acotó. “El municipio atiende en general a personas con
conductas compulsivas, en lo que fuere, en el servicio de salud mental del
hospital local y de manera gratuita”, apuntó.
Mónica Cohen es representante en Carlos Paz de la Fundación Nacional de
Ayuda y Rehabilitación (Fundar) y dirige la revista Adicciones . Aseguró que
aquí está “muy instalada” la ludopatía aunque no puede determinar si se da
por la oferta de juego existente.
“Estamos relacionados con gente que sufre esta problemática”, indicó tras
marcar que hay casos en que una adicción lleva a otra: “A veces tienen
controlada la adicción a la droga, pero se van hacia otro lado que puede ser
el juego”.
Cohen marcó que en Carlos Paz no existe asistencia para las adicciones.
“Institucionalmente no hay nada. Y como ONG, para el juego existen grupos de
autoayuda como Jugadores Anónimos, pero no en esta ciudad”, añadió.
Mario, de Córdoba capital, concurre allí a Jugadores Anónimos desde febrero
de 2010. “La fuerza de voluntad sola no alcanza, necesitás contención de un
grupo”, dice el ex jugador, que remarca que asiste gente “de todas las
clases sociales”.
“El hecho de abrir un grupo en cada lugar donde hay salas de juego sería
bárbaro”, opinó.
Jugadores Anónimos. En la ciudad de Córdoba, funciona los lunes en
Independencia 1141, los miércoles y viernes en la Iglesia de la Inmaculada,
y los jueves en Caseros 141, siempre de 19 a 21.